
Pintura: El grito, Edvard Munch, 1893
Siento celos del viento que puede acariciar tu cuerpo e internarse en tu cabello largo y desenredado.
Celos siento del agua de tu ducha que recorre impune tu cuerpo, palpando tu geografía con tu permiso, pero sin pretexto.
Celos siento del sol que puede alumbrarte en el día, y de la maldita luna que acompaña tu sueño austral.
Celos siento de tus ropas que respiran tu viril perfume y que a tu cuerpo acarician creyendo ellas que yo no lo sé.
Celos siento de tu microfono bohemio que tiene la suerte de ser sostenido entre tus fuertes manos y acariciado por tus gruesos labios.
Celos siento de mucho aunque no te lo haga notar. Celos porque te extraño, y no te puedo besar.